EXPRESANDO
Según Callejón y Granados (2003), la educación artística se basa en los procesos creativos y la necesidad de expresión humana. Desde antaño puede reconocerse diversas formas de comunicación, usadas para
diferentes finalidades: para la guerra, para la paz, el amor, e incluso, y
sobre todo, para la descarga afectiva; así, la expresión se plantea como un elemento primigenio, que podría pensarse como propio, ¿No tener la posibilidad de expresarse? ¿Quién lo pensaría? ¿Para qué
reflexionar al respecto? ¿Todos podemos comunicarnos? Inicialmente, se pensaría que sí, que cada uno puede expresarse de una u otra manera, ¡incluso las personas sordas pueden realizarlo por signos!, la misma
utilización de recursos artísticos y musicales son muestras y alicientes
para ello.
El ser humano comienza su desarrollo desde el momento de la concepción, se sabe acerca de la influencia del cerebro en el desarrollo de las
capacidades intelectuales de cada uno,
Lacárcel M. (2003) aludiendo a la influencia de
la música en el cerebro, afirma que éste “es el órgano que analiza la percepción. Se desarrolló
durante millones de años de evolución biológica, hasta llegar a
reflejar y modelar los procesos perceptivos, para así poder adaptarlos mejor. Tiene una percepción correcta del mundo exterior con gran precisión, lo que nos permite
la adaptación”
(215) de manera que al reconocer la existencia de
las bases biológicas se puede llegar a una mayor comprensión de los procesos de memoria, aprendizaje y desarrollo afectivo del sujeto,
se dilucida entonces como hay relación entre diferentes
zonas cerebrales, las características psicológicas de la música y el arte y los
procesos de adaptación.
Bajo dicha evidencia científica se valida la idea de que todos somos
seres de expresión, además puede afirmarse que
la educación artística permite el desarrollo y flexibilidad
cerebral, en efecto, la relación del sujeto con los otros y su entorno de
manera sensible y empática, permitiendo la potencialización de conductas saludables desde
la infancia.
Sin embargo, no siempre resulta simple, por fortuna, desde las artes
también se puede contribuir a la
promoción de la salud, a fortalecer y mejorar el estilo de vida de niños y jóvenes; por ejemplo, la expresión se ve truncada en los autistas, quienes su desarrollo afectivo y
cognitivo es casi nulo, pero ante ello surge la posibilidad de potenciar su ser
por medio de actividades artísticas, según Hernandez A (2003), por medio del arte se
puede dar cimiento a las capacidades de abstracción, “el desarrollo de la
representación mediante la plástica, a través del juego que emplea conductas de realización de signos, es también el desarrollo de una aptitud comunicativa importante”, es decir, cada una de las capacidades cognoscitivas poseen
reciprocidad, por ende, desarrollo cognitivo, lenguaje y comunicación van liados.
ALCANCÍA DE TORTUGA: Elaborada en cartapesta
ESCULTURA: Elaborada en cartapesta |
TÍTERE: Elaborado en cartapesta y tela
TÍTERE DEDILES EN FOAMY
TÍTERE DEDILES EN TELA
TÍTERE DE CALCETÍN
TÍTERE CON GUANTE DE LÁTEX
TÍTERE CON BOLSA DE PAPEL
CASCABEL: bolas de ping pong y arroz
GUASÁ: Material reciclable y lentejas
PINTURA CON ACETATO:
PINTURA RUPESTRE
PINTURA CON HILO
PINTURA CON DEDOS
PINTURA VINILO ESPARCIDO: carro de juguete
PINTURA ESPARCIDA CON CANICA
PINTURA CON CEPILLO DENTAL
PINTURA ESPARCIDA CON PITILLO
PINTURA CON PALILLO
PAISAJE CON MATERIALES ORGANICOS
Bibliografía
Fernandez A. (2003). Creatividad, arte terapia y autismo. Revistas científicas complutenses., 15, 135.152.
Callejón M, & Granados M. (2003). creatividad, expresión y arte: terapia para una educación del siglo XXI. Escuela abierta, 6, 129-147.
Lacárcel M. (2003). Psicología de la música y emoción musical. Educatio Siglo XXI, 20-21, 213-226.